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Físicos logran predecir matemáticamente el desarrollo de plantas en el desierto

Desde ayudar al desarrollo de la agricultura en zonas áridas hasta el estudio del comportamiento de algunos tipos de cáncer, estos son algunos de los potenciales del trabajo de académicos del Departamento de Física de la Universidad de Chile, que será publicado en la revista Scientific American Report y que demuestra que el crecimiento de especies vegetales en el desierto responde a lógicas organizativas.

Un equipo de científicos chilenos y europeos diseñaron un modelo que logra predecir y comprender cómo crece y se organiza un tipo de planta que habita zonas de extrema sequedad: la Paja Brava (festuca orthophylla). “Gracias a Google Earth pudimos estudiar una zona geográficamente relevante que además es muy plana y seca. En ella crece este tipo de planta, que puede alcanzar 60 centímetros de altura y 40 de ancho”, explicó el investigador Marcel Clerc, académico del Departamento de Física (DFI) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y doctor en Física de la Universidad de Niza respecto a la investigación denominada Self-replication of localized vegetation patches in scarce environments (“Auto-replicación de parches de vegetación localizada en ambientes de escasez”).

En la investigación el equipo liderado por Clerc analizó datos capturados satelitalmente de la provincia argentina de Catamarca. “Cuando uno mira estas zonas de escasez hídrica, las plantas están aparentemente desorganizadas, son como manchas sobre el terreno. Entonces la pregunta era cómo se las arreglaban para usar dicho espacio”. Fue así como descubrieron que éstas en realidad crean formas destinadas a utilizar mejor el agua, creando estructuras y entrelazando sus raíces.

A partir de esas imágenes se realizó una “observación matemática”, para ver en qué zonas hay y no hay plantas y la distancia características entre las especies, que depende del área que ocupan las raíces que pueden ser entre tres y cuatro veces más extensas que la misma planta.

Por ello, con este trabajo que matemáticamente predice el desarrollo de estas plantas, “lo importante es que rompió un mito o creencia de que las cosas están ahí por fluctuaciones y demostramos que sí hay un orden detrás y que éste puede entenderse matemáticamente”.

Los potenciales usos del hallazgo van “desde la agricultura, ya que ésta podría beneficiarse en el diseño de riegos más eficientes tomando el tipo de crecimiento de la especie y las condiciones climáticas, hasta ayudar a comprender el comportamiento de células cancerígenas, que también se auto-replican y auto-organizan, siendo posible generar estrategias que eviten su crecimiento. Sí logramos entender los mecanismos de organización, podremos controlarlos”, señaló el físico.

“Hemos utilizado mucho tiempo en modelar otras cosas, por lo que la física puede ayudar a analizar el medio ambiente. Quisiéramos profundizar en este tema, incluyendo la topografía, la relación con otras plantas y animales, cómo se organizan”, concluyó el académico respecto a este trabajo en que participaron Ignacio Bordeau, ex estudiante del Magíster en Ciencias mención Física del DFI y actualmente estudiante del Ph.D en Física en el Imperial College en Inglaterra; René Lefever y Mustapha Tlidi de la Universidad de Bruselas y del botánico Pierre Couteron de la Universidad de Montpellier.

Por David Azocar – Comunicaciones DFI

Fuente: Universidad de Chile