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Investigadores desarrollan eco-fertilizante a base de biomasa que es más eficiente que los convencionales

El producto está en proceso de patentamiento y fue creado por investigadores de la Universidad de La Frontera, en Temuco. 

Uno de los principales desafíos para la sustentabilidad es darle uso a los residuos industriales, no solo mediante el reciclaje, sino que como materia prima para un nuevo producto.

Enfocados en esa premisa, investigadores de la Universidad de La Frontera, en Temuco, lograron transformar los desechos de la industria agrícola y forestal de la región de la Araucanía en un eco fertilizante, que presenta varias ventajas competitivas comparado con fertilizantes convencionales.

“El proyecto surge para darle valor a los residuos agroforestales y la biomasa que se acumula en la región. Entonces nosotros usamos esa biomasa para transformar los residuos en un producto que se conoce como biocarbón y usando ese biocarbón, desarrollamos un fertilizante nitrogenado”, cuenta Rodrigo Navia, investigador a cargo del proyecto.

Al igual que otros fertilizantes, el desarrollado por los investigadores de la U. de La Frontera también usa nitrógeno, pero su principal diferencia es éste libera controladamente el elemento.

“El fertilizante normal que se usa es la urea, y cuando tú aplicas la urea al suelo una parte importante se volatiliza y otra parte lixivia, es decir, se va a las napas subterráneas. Entonces lo que aprovecha la planta es el 30-40%”.

¿Cómo funciona?

Según explica el investigador, el biocarbón se impregna con urea y se recubre con un polímero, consiguiéndose una suerte de cápsula. “Al agregarla al suelo, lo que ocurre es que el nitrógeno se empieza a difundir desde el centro hacia la zona donde no hay nitrógeno (por diferencia de concentración), por lo que el polímero tiene que permitir que esa difusión ocurra”.

Y agrega que “lo probamos en campo con diferentes cultivos y ahí vimos que el fertilizante liberaba el nitrógeno durante un mes, por lo que se aplica menos veces que uno normal”.

Si bien existen otros fertilizantes “ecológicos”, el de la U. de La Frontera es el único que aprovecha los residuos de la agroindustria, tales como cáscara de avena y corteza de pino, entre otros. Así y tras 4 años de investigación que culminaron en 2012, el producto ya está en proceso de patentamiento, pero aún no se comercializa.

Al mismo tiempo, se han visto enfrentados a algunas barreras en cuanto al uso de este nuevo fertilizante. “El fertilizante nitrogenado normal es un poco más barato, entonces ahí hay un tema no fácil de cambiar, pues el agricultor está acostumbrado a usar estos fertilizantes convencionales a pesar de las pérdidas de nitrógeno al ambiente”.

Otros proyectos

“Este proyecto fue la base de muchos otros que han venido después, que son un poco distintos. El famoso biocarbón es un producto súper antiguo, lo usaban los amazonas en épocas precolombinas para aplicarla al suelo, como enmienda de carbono. El tema es que producirlo más industrialmente sale un poco más caro”, cuenta Navia.

De acuerdo a Rodrigo, la forma en que ellos producen el biocarbón es a través de pirólisis, lo que lo convierte en un proceso mucho menos contaminante que el habitual, que es quemar los residuos.

Por otro lado, comenta, la producción de biocarbón beneficia al medioambiente no solo por la técnica que se usa. “Si tu dejas la biomasa en el ambiente y se degrada anaeróbicamente, se va a producir gas metano y CO2, donde ambos son gases muy contaminantes y responsables del cambio climático. En cambio, si tomo esa biomasa y la convierto en carbón, ese carbón queda fijo en el suelo”.

De esta forma, a través de esta transformación en biocarbón se aporta a reducir las emisiones de gases a la atmósfera. “Y con el fertilizante también dejamos de emitir nitrógeno volátil y también hacia las napas subterráneas”.

Finalmente, otro de los beneficios del uso del biocarbón en el fertilizante desarrollado por la U. de La Frontera, es que el producto mejora el suelo. “Está probado que cuando aplicas el biocarbón al suelo, éste tiene una mejor retención de agua, y además aplicando un carbono que si bien se degrada lentamente, agrega carbono al suelo y mejora el rendimiento de los cultivos”.

 

Por Daniela Abarca González