¿Cuáles son las principales temáticas que están abordando en la OCDE?

La OCDE es la casa de las reformas de las políticas públicas. La palabra “reforma” está un poco estigmatizada como las reformas estructurales que apuntan a la apertura al mercado. Para Chile, eso no tiene ninguna gracia porque somos un país extremadamente abierto. Las reformas que interesan son las que permiten balancear los requerimientos del mercado, comercio, inversión y crecimiento del producto con la inclusión social y buenas instituciones públicas.  Eso es lo que buscamos y a lo que yo pongo particular atención.  Nuestro desafío es cómo ser innovadores; cómo incrementar la productividad de manera inclusiva; cómo luchar contra las desigualdades territoriales, sociales y de todo tipo; cómo incluir a los pequeños y medianos productores. Lo que llamamos nexo entre productividad e inclusión.

¿Cómo vinculas esta problemática en un planteamiento sociológico general sobre la  idea de reformas?

A mí el tema de la reforma me obsesiona. Generalmente en el caso chileno se asocia a las reformas estructurales y al proceso de reducción del Estado al servicio del Mercado. Mi perspectiva de la idea de reforma es distinta, tiene que ver con que el análisis e intervención en torno al concepto reforma debe estar orientada a intervenciones para que el mercado funcione, pero de un modo regulado, para que efectivamente cumpla con sus premisas, sea competitivo, eficiente y justo.  Justo respecto a sus propias reglas del juego, eso sería justo en mi visión.

¿Cómo se plantea la preocupación por la equidad en la discusión relativa al nexo entre productividad e inclusión?

Más que de equidad, de lo que hablamos es de crecimiento inclusivo. Cuando uno piensa en equidad hablamos de un valor. La inclusión es una idea más descarnada, no implica necesariamente una operación de equidad pero es mucho más dura empíricamente porque es la convicción de que no se crece ni se construye prosperidad si no hay inclusión.  El crecimiento por el crecimiento no es ningún fin en sí mismo. Lo que uno busca es libertad y desarrollo, eso implica crecimiento inclusivo.  Si no, no sirve. Los estudios han probado que en cierto momento, la extrema desigualdad juega en contra del crecimiento, impide la sostenibilidad del crecimiento. Entonces más que “oye, sean buenas personas, incluyan la dimensión”, “oye, sean buenas personas, tengan en consideración al otro”, que ya que me parecen dos términos muy valiosos, me parece muy potente decir “oye, no sean nada buenas personas, sean estratégicos, calculen bien porque como calculan mal generan crisis”, como la crisis del 2008 que viene al estancamiento del crecimiento como el que estamos viviendo ahora.  Éstas no son sólo mis palabras, que lo han sido durante mi vida, pero ahora son las de la OCDE también.

¿Cuál es la posición de Chile en el escenario comparativo de la OCDE?

Comparado con los países latinoamericanos no está en una buena posición y con respecto a los países OCDE, en muchos indicadores relevantes estamos muy por debajo del promedio, pero es relevante destacar que en casi todos hemos ido acercando. Por lo tanto, tiene mucho sentido para Chile haber hecho el esfuerzo formar parte la Comunidad y tener acceso a las reformas de políticas públicas que de aquí provienen.

Pensando en el conjunto del sistema económico y en el rol del Estado en esta tarea de crecimiento inclusivo ¿Cuáles son los desafíos ahí que podrían ser un aporte desde la OCDE?

Las reformas son un estado de ánimo, no una meta. Porque cuando resuelves, recién empiezas. Por ejemplo, cuando Finlandia, uno de los países con mejores resultados educativos bajó 4 o 5 posiciones en la prueba Pisa de un año a otro y fue superado por Corea; se detuvieron a decir “tenemos que mejorar”. Esa es la actitud. Las más conocidas quizás son la Reforma Educacional o la Reforma Tradicional del año 2008 pero lo que se ha hecho en términos de gobernanza, es indescriptible. La Ley de Competencias promulgada hace poco tiempo es notable para hacer en verdad que los mercados funcionen. Que no nos cuenten el cuento de que la competencia genera estímulos y lo que en verdad pasa es que son unos señores que no están compitiendo porque tienen unas reglas del juego que les permiten instalarse como dueños y que no dejan entrar a nadie.

¿Podrías contarnos por qué sería interesante que los investigadores chilenos asistiéramos a escuchar tu conferencia en Encuentros Barcelona 2016?

Chile ha alcanzado importantes logros en materia económica y social pero por debajo del promedio hay mucha diferencia. Una familia que recibe de promedio $800.000 al mes puede pensar ¿dónde están mis 17.000 dólares al año? Si bien hay avances importantes esta senda de progresión requiere pasar a una economía social del conocimiento y este conocimiento tiene que ser inclusivo, con ambos aspectos vinculados. Si no logramos incluir a más talentos y capacidades a una senda de productividad y de circuitos más dinámicos y continuamos dejando que nuestra economía y nuestra sociedad permanezcan en esta brutal desigualdad que separa y no incluye; no vamos a dar ese salto a una nueva etapa de desarrollo que requerimos.  En el mejor de los mundos, nos vamos a quedar donde estamos y en el peor, vamos a tener dificultades para sostener lo que hemos logrado.

¿Qué te parece la conferencia Encuentros Barcelona 2016 como un espacio para reflexionar y debatir conocimientos?

Me sorprendió la envergadura, la extensión, la tremenda convocatoria, las diversidades, los temas. Cuando me invitaron a esta conferencia en Barcelona con un título interesante, me pareció notable la colaboración de tan importantes instituciones chilenas y españolas. A mí me parecer, el tema de conocimiento para una economía y sociedad diversificada, incluyente y productiva está en el centro de mi planteamiento.  Para ser más productivos tenemos que serlo de verdad, enfrentar los temas de globalización e ir de plano a la innovación, meternos a trabajar en serio en el tema ciencia.

Por: Rommy Morales Olivares, Vicepresidenta de Encuentros Barcelona 2016