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Daniela Díaz, Dir. de Programa de Encuentros Barcelona, trabaja en proyecto para desarrollar antidiabéticos más efectivos a nivel molecular
La obesidad y la Diabetes tipo 2 son unas de las enfermedades más comunes del último tiempo. Solo considerando el caso chileno, nuestro país está en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y en el primer puesto en América Latina, de acuerdo a un estudio de este año del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). En el caso de la Diabetes, se estima que hay más de 1 millón de enfermos en Chile; mientras que en el mundo existirían más de 350 millones de personas que la padecen.
La obesidad representa el punto de partida para otras dolencias en los pacientes, y una de ellas es la resistencia a la insulina, característica de la diabetes tipo 2. Muchos estudios científicos constatan la conexión entre las vías de señalización molecular de la diabetes, la obesidad y la inflamación, a través de la activación de quinasa JNK (c-Jun N-terminal kinasa), la cual inhibe la señalización de la insulina y se relaciona con la resistencia la insulina.
“En la obesidad ocurre el reclutamiento de células del sistema inmune en el tejido adiposo, lo que mantiene activa a la quinasa JNK, entonces la capacidad de la insulina de regular la glucosa se pierde”, afirma Daniela Díaz, chilena, médico veterinario y Directora de Programa de Encuentros Barcelona 2016.
A mediados de 2016, la veterinaria terminó el máster en Investigación Biomédica en la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona. Allí, su investigación se relacionaba -a grandes rasgos- con comprender el rol de la protein phosphatase 5 (PP5) inhibiendo la activación de la ruta JNK por parte de las células del sistema inmune.
De acuerdo a la chilena, “lo que buscaba responder es si la PP5 podría ser una aproximación farmacológica que necesita ser explorada para el desarrollo de fármacos más específicos y que puedan funcionar como anti-inflamatorios, anti-diabéticas y/o anti-ateroscleróticas. Específicamente inhibiendo una ruta de señalización que, a través de estudios en modelos animales, ha demostrado tener un rol clave en varias enfermedades inflamatorias crónicas.”
Su trabajo tiene el potencial de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen estas enfermedades, pues ayudará a conocer mejor lo que ocurre a nivel molecular en estos padecimientos, “los cuales representan un gran reto para los sistemas socio-sanitarios de todo el mundo, y por ello urge encontrar frentes terapéuticos para poder hacerles frente de forma eficiente”, cuenta.
En la actualidad, Daniela acaba de comenzar un doctorado en Biomedicina en la Universidad de Barcelona, donde su objetivo es profundizar aún más en este tema.
Por Daniela Abarca G.